Con el deseo de ampliar la producción, reducir los costes y permanecer a la vanguardia de la tecnología de producción de cosméticos, la nueva planta debía incorporar un proceso de mezcla continuo y, de ese modo, reducir los requisitos de limpieza entre lotes, ahorrando tiempo y mejorando significativamente el rendimiento. El mantenimiento de la receta correcta del producto dentro de unos estrictos márgenes (menos del 1%) fue transcendental. El reto de GEA fue garantizar que los ingredientes de cada preparado pudieran mezclarse con exactitud en un flujo constante, lo que se logró utilizando un sofisticado sistema de calibración que emplea una serie de medidores de caudal volumétricos y un dispositivo de tornillo para mantener la precisión de la bomba.