El cambio climático está transformando la producción de aceite de oliva en el Mediterráneo y modificando la economía del sector. Para seguir siendo rentables, los productores tendrán que ajustar sus procesos y extraer más valor de su cosecha. La innovación de GEA les está ayudando a hacer la transición.
No es de extrañar que nuestro amor por el aceite de oliva tenga sus raíces en el Mediterráneo. Durante milenios, el clima de la zona ha proporcionado las condiciones perfectas para el cultivo y la cosecha de aceitunas. Aún hoy, la región alberga el 85% de la producción mundial de aceite de oliva.
Pero las condiciones están cambiando. El clima subtropical más suave del Mediterráneo ha dado paso a un calor punzante, a patrones de precipitaciones irregulares y a fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes. Durante miles de años, los olivos pudieron contar con un crítico y breve periodo de “sueño” durante el invierno, pero los últimos inviernos no han sido lo bastante fríos. El aumento de las temperaturas ha modificado el suelo y su capacidad para retener el agua. El calor excesivo durante la recolección hace que las aceitunas se oxiden y fermenten incluso antes de llegar al molino. Como resultado, los niveles de alcohol son demasiado altos, los ácidos grasos libres son demasiado elevados y los polifenoles beneficiosos están siendo destruidos. Además, el contenido de aceite es menor que antes, mientras que el mayor número de larvas de polilla está aumentando el contenido proteínico del fruto y dificultando la extracción de aceite. Y la lista continúa.Sin duda, tanto el rendimiento como la calidad del aceite de oliva se han resentido. La producción de aceite de oliva en la UE para 2022/2023, según los datos de la Comisión Europea, descendió un 40% respecto a la campaña anterior. Según la principal organización alemana de análisis de productos de consumo, Stiftung Warentest, la calidad del aceite de oliva ha descendido considerablemente en los dos últimos años. “Por primera vez, tenemos la impresión de que la crisis climática se refleja en una prueba alimentaria”, afirma el químico alimentario Jochen Wettach, que dirigió la reciente revisión de Stiftung Warentest de 23 aceites de oliva populares titulada “
El sabor del cambio climático”, publicada en marzo de 2024. Con la demanda de aceite de alta calidad en aumento, las malas cosechas de aceitunas hacen que este “oro verde” sea cada vez más escaso y caro. Mientras que los precios de otros aceites de cocina se redujeron interanualmente hasta febrero de 2024, los del aceite de oliva subieron más de un 50% de media, según otro análisis realizado por Stiftung Warentest. Este nuevo entorno está obligando a los productores no solo a adaptar sus procesos y a nivelar sus tecnologías, sino a replantearse su propio modelo de negocio. Nuevas condiciones, nuevas soluciones para un procesado más sostenible del aceite de olivaCon más de 70 años de experiencia en el procesado del aceite de oliva, GEA ha allanado el camino hacia una producción más eficiente y sostenible a lo largo de los años, y ha ayudado a la industria a replantearse las cosas cuando ha sido necesario. A principios de la década de 1990, GEA revolucionó el proceso convencional de separación en 3 fases con la introducción del decantador de 2 fases –actualmente el estándar moderno de la industria–, que mejoró la eficacia del proceso, generó menos aguas residuales y redujo drásticamente el consumo total de agua. Hoy en día, la mayoría de las almazaras más grandes del mundo utilizan equipos de GEA para producir aceite de oliva –y GEA está encontrando formas de ayudar a afrontar los viejos y nuevos retos de la industria. Steffen Hruschka, doctor en ingeniería de procesos alimentarios, es uno de los expertos de GEA en procesado de aceite de oliva. Ayudó a introducir y seguir desarrollando los procesos de dos fases y decantador alternativo. “A lo largo de la historia, garantizar la calidad del aceite significaba asegurarse de que las aceitunas no estuvieran demasiado maduras en el momento de la recolección y la molturación. Hoy en día, las aceitunas maduran mucho más rápido y deben cosecharse antes, a temperaturas de unos 30 grados centígrados en lugar de los 10-17C del pasado. En estas condiciones, mantener la calidad se hace muy difícil”. En este caso, GEA ayuda a los productores a compensar este reto con equipos que manipulan suavemente las aceitunas durante la recolección; esto minimiza la oxidación y prolonga la frescura de las aceitunas. “Hoy buscamos formas de influir en los parámetros del proceso en las líneas automáticas para que los productores puedan recuperar la misma cantidad y calidad de aceite que antes, incluso en estas difíciles condiciones. Los sistemas de refrigeración adecuados son otro aspecto de la producción eficaz”, explica Hruschka.Al mismo tiempo, GEA está desarrollando soluciones para ayudar a los productores a extraer más valor de su cosecha en toda la cadena de valor. “En el pasado, el aceite se consideraba la única fuente de valor. Hoy en día, los productores se enfrentan a un futuro muy diferente, especialmente en la región mediterránea, un futuro en el que el aceite por sí solo no bastará para sostenerlos económicamente”, afirma Hruschka.