¿Puede darnos algunos ejemplos reales de dónde se están utilizando ya estas tecnologías?
¡Desde luego! Tomemos como ejemplo Solar Foods en Finlandia. Están produciendo una proteína en polvo rica en nutrientes mediante una fermentación de precisión, utilizando materias primas del aire como el CO2 y el hidrógeno, que se obtienen directamente in situ mediante la captura de CO2 y la electrólisis. Esto demuestra lo que es posible, especialmente cuando se utiliza energía renovable, como es el caso de la energía solar. ¡Es innovador! Acaban de salir a bolsa en el Nasdaq de Helsinki y su planta de producción ya está en marcha.
Otro gran ejemplo es Bluu Seafood, una startup con la que trabajamos en nuestro centro tecnológico de Hildesheim. Están creando pescado cultivado: proteínas de pescado cultivadas en biorreactores sin capturar ni un solo pez. Es sostenible y protege nuestros océanos. De hecho, quedaron segundos en el Premio Fundadores de Alemania, lo que supone un gran reconocimiento a su innovación.
Esto parece una auténtica revolución. Pero, ¿cómo reaccionan los consumidores ante estos nuevos tipos de alimentos? Mucha gente sigue siendo escéptica. Es cierto, y por eso es tan importante una comunicación clara y honesta. Términos como “carne cultivada en laboratorio” no ayudan, solo asustan a la gente. Debemos explicar que estos productos son igual de seguros, y a menudo incluso más sanos, que los alimentos tradicionales. Y tenemos que demostrar que saben muy bien. En lugares como Singapur, Israel y EE.UU., la carne cultivada ya se sirve o se prueba en restaurantes, y la respuesta ha sido muy positiva.
Ha mencionado que otros países están más adelantados. ¿Qué tiene que ocurrir en Alemania y Europa para ponerse al día?En países como Singapur y EE.UU. hay una inversión masiva en estas tecnologías, no solo financiera, sino también en el apoyo normativo. Alemania y Europa necesitan ponerse al día. Nuestros procesos de aprobación tardan demasiado. Las startups no pueden permitirse el lujo de esperar meses a que se aprueben sus proyectos. Si no aceleramos, las mejores ideas se marcharán a otros mercados, y con ellas la oportunidad de configurar activamente el futuro de la alimentación.