A pesar de toda el agua que hay en nuestro planeta, solo alrededor del 0,5% es agua dulce disponible para nuestro uso y consumo. En la actualidad, la demanda de la humanidad ha superado hace tiempo las tasas de reposición naturales. A medida que la población se acerque a los 10.000 millones de personas, la presión ejercida sobre este suministro finito no hará sino aumentar. Para empeorar las cosas, la contaminación está inutilizando cada vez más el agua dulce de que disponemos.
Los retos varían según la región. En las economías emergentes, el problema radica principalmente en que falta el tratamiento de aguas residuales que consigue que el agua contaminada sea segura para el consumo futuro, el riego y su regreso a las aguas naturales; en los países con una renta per cápita más alta, la escorrentía agrícola es la principal fuente de contaminación, además de los contaminantes industriales. Así pues, con la demanda en aumento, el suministro de agua usable se está reduciendo, y cada día es más preciada.
Ganancias en eficiencia hídrica que cuentanLa agricultura y la industria representan casi el 90% de las extracciones de agua dulce en el mundo, dominando tanto el uso como la contaminación de los recursos hídricos. En consecuencia, es aquí donde los avances en conservación del agua pueden tener el mayor impacto. Y en esto hay buenas noticias. A medida que los agricultores y las industrias han mejorado su eficiencia operativa a lo largo de los años, la eficiencia hídrica también ha mejorado. En la agricultura, los avances en riego por goteo, sensores de humedad del terreno y dispositivos inteligentes, junto con el uso de aguas residuales tratadas, no solo han reducido drásticamente el despilfarro, sino que también han disminuido los costes del agua y mejorado su cantidad y calidad productiva. Una mejor salud del suelo y una mayor resistencia a la sequía son beneficios adicionales para el resultado final de los agricultores.La historia es similar en la industria, donde el agua es fundamental para innumerables procesos: refrigeración y calefacción, limpieza y aclarado, reacciones químicas, transporte de materiales por tuberías y cintas transportadoras, saneamiento, tratamiento de residuos industriales o como ingrediente de alimentos y bebidas. También en este caso, el aumento de la eficacia operativa ha reducido los aportes de agua y los residuos por unidad de producción en el tiempo. Según las
investigaciones realizadas por el científico medioambiental estadounidense Peter H. Gleick, antes de la Segunda Guerra Mundial se utilizaban entre 60 y 100 toneladas de agua para producir una tonelada de acero. A principios de la década de 2000, se había reducido a 6 toneladas por tonelada de acero, lo que suponía multiplicar por diez la “productividad” del agua.El agua: la nueva moneda y potencial rompedor de acuerdosHoy en día, los argumentos a favor de una gestión inteligente del agua en la industria son más convincentes que nunca. En muchas regiones, los derechos sobre el agua ya se compran, se comercializan y se regulan, como una mercancía o una moneda. Las graves sequías en algunas partes del mundo han provocado una subida vertiginosa de sus precios y disputas legales sobre los derechos de uso. Las empresas y los gobiernos están invirtiendo mucho en tecnologías como la desalinización y reciclaje de aguas residuales para garantizar un suministro estable.Al mismo tiempo, la atención se desplaza hacia las aguas subterráneas como recurso estratégico: Muchos países están dando prioridad a su protección como fuente de agua potable, imponiendo elevados gravámenes o negando a las empresas industriales el acceso a la capa freática.Por tanto, ahorrar agua no es solo una responsabilidad ética, sino también una necesidad económica. Quienes sigan siendo competitivos deben innovar, adaptarse y hacer todo lo posible para reducir el consumo y depender menos de fuentes externas.GEA en primera líneaA medida que las explotaciones agrícolas, las empresas y los municipios se disputan este recurso cada vez más preciado, el reto consistirá en garantizar un acceso responsable al agua utilizable al tiempo que se equilibran las demandas contrapuestas. Para tener éxito será necesario actuar en varios frentes: concienciar sobre la gestión del agua, promulgar políticas que equilibren las necesidades de la población, las industrias y los ecosistemas, y desarrollar infraestructuras que garanticen un suministro fiable. Mientras tanto, las avanzadas tecnologías actuales de eficiencia y tratamiento del agua, incluidas muchas de GEA, siguen reduciendo al mínimo las extracciones de agua dulce en la industria y la agricultura, y tratan las aguas residuales para su recuperación y reuso; esto libera parte de la presión de nuestro menguante suministro.Desde centrífugas y decantadores hasta tecnologías de evaporación y desalinización, pasando por plantas de filtración por membranas y soluciones avanzadas de limpieza y refrigeración, por nombrar algunas, las máquinas de GEA hacen el duro trabajo día tras día de reducir el uso, despilfarro y contaminación del agua.Ahorrar agua dulce en la producción de alimentos y bebidasProcesado de lácteos: La unidad de ahorro de agua para centrífuga GEA es una máquina compacta que reduce significativamente el agua necesaria para refrigerar las centrífugas durante su funcionamiento. Entre otros clientes, ha ayudado a una central lechera alemana
a reducir el consumo de agua dulce en un 65% y a SalzburgMilch, una de las principales centrales lecheras de Austria, a conseguir
un ahorro anual de 1,26 millones de litros de agua (equivalente al consumo anual de 24 hogares de cuatro personas) por unidad instalada.
Producción de leche en polvo: En la
mayor planta de producción de leche desnatada en polvo de Asia, la tecnología de ósmosis inversa de GEA trata el condensado de la planta de evaporación, lo que les permite reutilizar el 100% del agua generada durante la evaporación de la leche y conseguir una planta con un vertido de agua casi nulo.
Embotellado: La línea de
llenado aséptico ECOSpin2 Zero de GEA reduce la cantidad de agua necesaria para enjuagar las botellas tras su esterilización, consiguiendo un ahorro de hasta un 91%. Para prolongar la duración de almacenamiento de las bebidas, GEA Whitebloc Aero emplea una tecnología de esterilización en seco con vapor de peróxido de hidrógeno para eliminar por completo la necesidad de agua.
Limpieza: La filtración por membranas, una de las mejores tecnologías para purificar el agua o aislar los ingredientes diana en el procesado de alimentos y bebidas, normalmente usa grandes cantidades de agua para su ciclo de limpieza in situ (CIP). Una innovadora solución digital de GEA optimiza el tiempo de lavado y el volumen de agua durante la limpieza CIP para
reducir el consumo de agua hasta un 52% en comparación con los sistemas convencionales de filtración por membranas.
Producción de queso: Una planta de procesado de queso en Alemania utiliza el
sistema de lavado de depósitos de GEA para ahorrar unos 3 millones de litros de agua dulce al año. Además, los productores de alimentos que aprovechan el avanzado sistema VARICOVER de GEA están
recuperando y limpiando el producto residual de sus tuberías de una forma que disminuye notablemente la necesidad de agua de lavado y minimiza el desperdicio de alimentos.
Agricultura: En la granja,
se ha demostrado que los robots de ordeño de GEA necesitan hasta un 18% menos de agua para el enjuague en instalaciones con varios robots.